Como cualquier ser humano, el estudiante de comunicación de la Universidad Nacional de La Matanza tiene miedo… pero no de cualquier cosa. No le teme a la oscuridad como los niños, ni al diablo como los pecadores, sino a ciertos puntos específicos que lo vuelven indefectiblemente vulnerable.
Fuera de la primer y gran amenaza que representa el futuro laboral incierto y lleno de obstáculos (que merece una entrada aparte), los temores que inquietan al futuro periodista de la UNLaM son:
• No poder inscribirse el próximo cuatrimestre porque se colgó el sistema
• Perder las materias aprobadas porque se colgó el sistema
• No poder insultar a nadie cuando se colgó el sistema
• No llegar a “finales” y recursar de cabeza
• Escuchar a la Izquierda Universitaria y se le queme la cabeza
• Que caigan cocos de las palmeras y le aplasten la cabeza
martes, 13 de noviembre de 2007
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